Cuando eres joven y ves a los niños correr, anhelas tener lo propio, es común sentir esto, solo que al vivir tu experiencia jamas piensas que tiene infinitas posibilidades.
Estando frente a este campo aprender a amarlos es la base de tu relación con estas almas que te acompañan en el sendero de la vida sin limites, ayudarles a conectarse con su Yo Superior para que realmente hagan aquello para lo que nacieron: mejorar este mundo con sus dones y habilidades desarrolladas para utilizarlos de manera que cuando tengan que partir sonrían satisfechos de haberlo hecho.
Por eso quiero compartir esta oración con ustedes que son padres
o maestros.
LA BENDICIÓN DEL PADRE O MAESTRO
Mi mano toca tu frente, para despertar en ti la luz que te llevará con seguridad;
a los lugares donde encontraras los principios espirituales.
Mi mano toca tus labios, para que permanezcan callados cuando sea preciso;
pero, para que tengan la sabiduría necesaria al guiar a otros, cuando te lo soliciten.
Mi mano toca tu corazón, para que mantengas siempre el amor que debe impulsarte a servir a los demás y
para que te mantenga resguardado de las espinas que seguramente encontraras en el camino.
Mi mano toca las tuyas para que nunca te falte la energía y la fuerza necesaria para apartar de tu camino
los obstáculos y las tengas siempre libres para ayudar a los que encuentres caídos.
Mi mano toca tus piernas para que sean fuertes, para que te puedan llevar a donde tu Yo Superior te
indique, sin ninguna protesta.
Que así sea
En adelante buscare sonreír mas a mis hijos, discípulos y enemigos, honrarlos diciendo:
Te saludo y agradezco me permitas conocer otra parte de mi.